Hospital Gregorio Marañón

Celso Arango: «Más del 90% de los casos de suicidio tienen detrás un trastorno mental»

"Es importante entender y normalizar que todos podemos tener un trastorno mental en cualquier momento: una de cada cuatro personas a lo largo de su vida va a tener un trastorno mental"

"En España se suicidan aproximadamente 4.000 personas al año, lo que supone una media de 10 personas al día"

"Ahora hablamos más de la importancia de la salud mental de las personas en su calidad de vida, hablamos más de la necesidad de invertir en la prevención, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales"

El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España y es alarmante entre los jóvenes

Dr. Celso Arango
Dr. Celso Arango.

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El director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, preside la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, director del y recientemente elegido Académico de la Real Academia Nacional de Medicina de España, representando la especialidad de Psicología Médica, el Dr. Celso Arango, ha concedido una entrevista a OKSALUD.

Si algo tiene claro el doctor es que la prevención es fundamental y destaca que el hospital General Universitario Gregorio Marañón cuenta con programas como el ATraPA (Acciones para el Tratamiento de la Personalidad en la Adolescencia), ubicado en la Sección de psiquiatría del Niño y el Adolescente del Departamento de Psiquiatría.

PREGUNTA.- ¿Cuál es la incidencia de suicidio en el mundo y en España?

RESPUESTA.- Aproximadamente en España y en los países de nuestro entorno la incidencia es de 80 casos por 100.000 habitantes. Esto se traduce en que en España se suicidan aproximadamente 4.000 personas al año, lo que supone una media de 10 personas al día. Cada dos horas y media se suicida una persona en nuestro país. Estas cifras han incrementado ligeramente en población adolescente en los últimos dos años.

P.- ¿Se puede prevenir el suicidio? ¿Qué se hace desde el Hospital Gregorio Marañón en esta dirección?

R.- Hay que decir, y hay que decirlo en mayúsculas, que el suicidio es algo que se puede prevenir, y eso se ha demostrado con muchas campañas, con muchos programas. Hay países, como por ejemplo Dinamarca, que han sido capaces de pasar de ser uno de los países con mayor ratio de suicidio a menor ratio. Eso se consigue trabajando no sólo en el sistema sanitario, sino también en el sistema educativo, el sistema social, etc. Y se puede prevenir fundamentalmente en etapas tempranas de la vida, donde uno aprende o enseña a gestionar adversidades, frustración, reduce acosos, abusos, etc.

En este hospital tenemos varios proyectos y programas enfocados a reducir el suicidio. Uno de ellos, que se llama ATraPA, tiene que ver con adolescentes que tienen conductas autolesivas, que también se han incrementado mucho con la pandemia y algo que está colapsando las urgencias. Tenemos también programas para seguimiento intensivo y multiprofesional de cualquier persona que intente suicidarse.

Esas personas tienen tratamiento preferente, con una visita en menos de siete días y son vistos por psicólogos, psiquiatras, trabajador social, con tantas visitas como sea necesario. Muchas veces detrás de un intento de suicidio hay un trastorno mental y ese trastorno mental es tratado. Iniciamos ahora un programa que va dirigido a la salud mental en los colegios. Esto algo que preocupa y preocupa mucho al sistema educativo, al profesorado y vamos a intervenir de forma directa para que se pueda prevenir el suicidio en los escolares.

P.- ¿Se conocen las causas por las que una persona decide quitarse la vida?

R.- Más del 90% de los casos de suicidio tienen detrás un trastorno mental. Esto significa que no son todo, y hay suicidios planificados y a los que se llega de una manera que puede ser incluso racional. Pero detrás de ese 90% hay algún tipo de trastorno, fundamentalmente trastorno depresivo mayor, bipolaridad, esquizofrenia. Tenemos que recordar que el 10% de las personas con esquizofrenia, que son 400.000 en España, se suicidan.

La causa principal del suicidio es el trastorno y un sentimiento de desesperanza y frustración. Para mi el suicidio es sinónimo de fracaso total. Cuando todo falla, cuando no hay nada a lo que agarrarse, entonces es cuando uno dice «la salida es el suicidio».

P.- ¿Cómo afecta el suicidio a las familiares de una persona que decide quitarse la vida? ¿Existe algún programa o algún tipo de ayuda para estas personas?

R.- Debemos prestar especial atención a los supervivientes. Los supervivientes son aquellas personas que después de la muerte de un familiar cercano se hacen mil preguntas, se culpabilizan. se dicen ‘qué pude haber hecho distinto para que esto no llegase a suceder’.

Tenemos en el Gregorio Marañón un programa intensivo para supervivientes de personas que se han suicidado y en el Centro de Salud Mental del Retiro tenemos profesionales que contactan con los familiares de primer grado de las personas que se han suicidado para ofrecerles este programa.

P.- Durante muchos años hablar de suicidio ha sido un tabú en nuestro país, ¿Cree que es importante dar visibilidad a los casos de suicidio, o, por el contrario, es más prudente mantenerlos alejados de los medios de comunicación? ¿Cuál cree que debe ser el enfoque de los medios de comunicación?

R.- Durante muchos años a los estudiantes de ciencias de la información se les ha dicho que del suicidio mejor no hablar porque puede haber un efecto contagio y entonces mejor mantenerlo oculto. La realidad es que sí, que puede existir ese efecto contagio. Pero la realidad es también que en un gradiente de mejor a peor, lo mejor es hablar del suicidio cuando se habla bien, lo intermedio es no decir nada y lo peor es hablar y hablar mal.

Entonces, ¿qué significa hablar bien? Hablar bien significa no detenernos en los detalles morbosos, significa indicar que el suicidio fue la causa de un fracaso o una enfermedad mental y no la forma en la que se lleva a cabo. Yo creo que es fundamental hablar de ello porque cuanto más se hable de ello, más se va a sensibilizar la población y más se van a dar cuenta de que el suicidio no sólo se puede prevenir, sino que también se puede tratar y que la gente tiene un teléfono de la esperanza, un médico de atención primaria o un centro de salud mental al que puede acudir, y que pueden tratar.

En España el número de muertes por suicidio es tres veces más que el número de personas que fallecen en accidentes de tráfico, y es 85 veces más que las muertes por violencia de género. Si hablamos de unas y otras, ¿por qué no vamos a hablar de las muertes por suicidio?

P.- ¿Cómo ha afectado la pandemia al índice de suicidios? ¿Se ha reducido el número de suicidios desde «la vuelta a la normalidad»?

R.- Inicialmente, justo en los meses peores, de marzo a junio de 2020, hubo una disminución del número de suicidios a nivel mundial. Pero desde enero de 2021 se ha visto un incremento también nivel global que afecta más a la población joven: niños, adolescentes y adultos jóvenes. Ese ligero incremento se ha estabilizado, pero sigue algo mayor de lo que estaba hace tres o cuatro años. En población adulta y tercera edad no se ha visto un incremento en los índices de suicidio.

P.- ¿Ha aumentado la conciencia de la sociedad en relación con el suicidio en los últimos años?

R.- Toda amenaza, toda crisis, toda mala noticia, viene siempre acompañada de una oportunidad. Estoy convencido de que, a pesar de lo mucho que hemos sufrido y lo mal que lo hemos pasado, algo bueno ha dejado, y es que ahora hablamos más de la importancia de la salud mental de las personas en su calidad de vida, hablamos más de la necesidad de invertir en la prevención, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales de lo que lo hacíamos hace tres o cuatro años. Vemos ahora personajes y figuras del mundo del deporte, de la música, de la política, del periodismo que dicen en primera persona «esto le puede pasar a cualquiera, y me ha pasado a mí».

Esa normalización de que una de cada cuatro personas a lo largo de su vida va a tener un trastorno mental y de que ninguno de nosotros estamos libres de ser esa persona que lo padece es un mensaje fundamental para reducir la losa de algo que supone una enorme carga e impacto en la persona con trastorno mental, además de tener ese trastorno como es el estigma y la discriminación.

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